sábado, 16 de enero de 2010

Guerra en Afganistan




Hasta 1970, los problemas políticos, económicos y sociales fueron de tal magnitud que Afganistán era una de las naciones más pobres y subdesarrolladas del mundo.

En 1973 el rey Zahi Shah fue derrocado por Mohammed Daud quien proclamó la República y se convirtió en presidente. A partir del derrocamiento del rey Zaher Shah en 1973 se abrió un período de inestabilidad en el que finalmente se disputaron el poder diversas facciones comunistas enfrentadas a su vez con guerrillas islámicas. Moscú decide intervenir para imponer un gobierno que garantizase el orden y mantuviera al país en la esfera de influencia soviética.
En ese contexto, en 1979 las tropas soviéticas invaden el país, se iniciaba la guerra de Afganistán.

El giro de su política hacia los intereses norteamericanos, provoca la definitiva intervención directa de la Unión Soviética, que el 27 de diciembre envía un comando especial de la KGB OSNAZ (Grupo Alfa) compuesto por 700 soldados vestidos con uniformes de afganos que en Kabul, ocupan las principales instalaciones gubernamentales, militares y de medios de comunicación, incluyendo su principal objetivo, el Palacio Presidencial, en el que es asesinado el presidente Amin. En estas circunstancias, la Unión Soviética decide la intervención militar directa con la invasión de Afganistán. En total, la fuerza soviética inicial fue de alrededor de 1.800 tanques, 80.000 soldados y 2.000 AFV. Con la posterior llegada de dos divisiones, la fuerza soviética total ascendió a más de 100.000 efectivos.



El 27 de diciembre los soviéticos asesinan a Hafizullah Amin, primer ministro de la RDA, y lo sustituyen por Brabak Karmal quien solicita la ayuda militar soviética en lo establecido por el Tratado de amistad, buena vecindad y colaboración, concertado entre Afganistán y la URSS el 5 de diciembre de 1978.



Los rebeldes ahora pasan a conformar la resistencia ante el invasor soviético. China como Estados Unidos lo apoya enviándoles grandes cantidades de armamento a través de Pakistán. EEUU proporciona soporte a los rebeldes de forma clandestina. Al inicio de la guerra proporcionan material obsoleto de la primera guerra mundial. Más adelante acaba proporcionando material bastante más avanzado como misiles franceses antitanque guiados y morteros de 120 mm que servirán para bombardear los campamentos soviéticos en la zona.

La reacción occidental fue inmediata. Considerando que la anexión de Afganistán llevaba la influencia soviética más allá del territorio tradicional del Pacto de Varsovia, EE.UU. y sus aliados organizan inmediatamente la contraofensiva. La ONU y los Países No Alineados condenaron la invasión y la Casa Blanca, junto a otra serie de medidas destinadas a frenar el expansionismo del Kremlin, decidió ayudar a la guerrilla islámica que se enfrentaba a las tropas soviéticas.

La guerrilla afgana luchaba contra los invasores soviéticos, mientras que el Consejo Revolucionario y el gobierno comunista de Afganistán elaboraban objetivos y tareas fundamentales en diversos aspectos. Se buscaba fortalecer pueblos y etnias aboliendo la discriminación, garantizar a los musulmanes la libertad para ejercer sus ritos religiosos, desarrollar la democracia, reforzar las fuerzas armadas, fomentar la economía mediante el trabajo colectivo, mejorar las condiciones de trabajo para obreros, elevar el nivel de instrucción y promover a intelectuales.

En la política externa deseaban la coexistencia pacífica y la cooperación con la Unión Soviética. En 1980 Afganistán fue expulsado de la Conferencia de los Estados Islámicos. La URSS aumentó su ejército de ocupación y miles de afganos buscaron refugio en otros países.

En 1986 Karmal fue expulsado y en marzo de 1988 la Unión Soviética inició la retirada de sus tropas.

La ONU intervino y en Ginebra se iniciaron las pláticas de paz con los rebeldes afganos. Parte de la guerrilla aceptó poner fin a las hostilidades y el Partido Democrático Popular, que gobernaba desde 1978, se disolvió. Se convocaron nuevas elecciones y obtuvo la presidencia el profesor Burhanuddin Rabbani.
La guerra dejó profundas heridas en la sociedad afgana y también en la soviética primero y rusa después.

La invasión soviética de Afganistán y la consiguiente reacción occidental desencadenó un nuevo período de tensión internacional tras la época de la distensión: una nueva guerra fría.

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